Siguiendo en la línea de estos últimos días de desempolvar entradas antiguas para que puedan ser leídas por la gente que se ha incorporado recientemente a este absurdo proyecto de “tontá” que es mi blog (la puñetera realidad es que no se me ocurre nada nuevo para escribir y os meto refritos de clavo… que noooo, tontorron@s, que es brooomaaaa) aquí os presento el capítulo inicial, piloto podríamos decir, de la serie de Juan Eulogio y familia que, no tardando mucho si las fuerzas y el alcohol me lo permiten, verá la luz en forma de libro recopilatorio.
JUAN EULOGIO Y FAMILIA EN… EL GRAN ATASCO
Operación salida. Primero de Agosto, sábado. 10:30 A.M. Autovía de Valencia prácticamente a la salida de Madrid.
Sobre el asfalto la madre de todos los atascos. Cientos, miles de conductores en carretera que se han pasado por el forro los consejos de la DGT sobre salir de vacaciones escalonadamente. La fila de “penitentes” se pierde en el horizonte.
Al volante de su coche, estresado, impotente, desesperado y pendiente de las luces de freno del vehículo que circula, por decir algo, por delante de él, Juan Eulogio no para de farfullar con cara de mala leche. Nadie le escucha porque su mujer, sus dos hijos y su suegra duermen plácidamente; sobre todo su suegra que está roncando con la estridencia de un ñu en época de celo, crispándole los nervios por momentos.
Una nube de tormenta, negra como la pena, se ha instalado permanentemente sobre su cabeza y un involuntario tic nervioso le cierra el ojo derecho intermitentemente mientras se clava las uñas en las palmas de las manos asidas con exasperación al volante.
Si le hubieran hecho caso… en estos momentos ya estarían llegando a Torrevieja.
Pero no, en casa siempre le ningunean. Mira que les dijo que había que madrugar…Pues no. Pues ¡Toma atasco! Ahora, que lo próxima vez…
Juan Eulogio toma una profunda bocanada de aire para intentar tranquilizarse… Y su mente se acaba de nublar por completo.
¡No se lo puede creer!
Alguien, dentro del habitáculo, ha dejado escapar un cuesco pegajoso e irresistiblemente hediondo, que se pega a su sudoroso rostro. ¡Era ya lo que le faltaba!
Mira por el retrovisor a su odiada suegra. Ella es la única de los presentes a la que se le relaja involuntariamente el esfínter cuando duerme.
-¿Cuándo llegamos? – Grita el nene que se acaba de despertar –Tengo pis.
Juan Eulogio no puede evitar tensarse como la vena del cuello de un cantaor de flamenco.
¡Mierda de atasco! ¡Mierda de vacaciones! ¡Mierda… de vida!
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Me parece muy bien Cándido, hay que promocionar aunque no siempre se tenga algo nuevo que decir¡¡¡
Quiero felicitarte por tu última novela que es un desparrame de risas. Me sorprendiste mucho en un tono más serio con Luna negra, pero donde te he visto de verdad en el humor que siempre te ha caracterizado ha sido en Encuentros en la séptima fase.
No sabría decirte como te prefiero porque cada una en su estilo son espectaculares.
Feliz otoño ( sin rimas, por favor jajaja) de esta fan 🙂
¡Vaya! Esto sí que es empezar bien el día. Muchíiiiiisimas gracias, de parte de Alonso de Calatrava y de Angustias de Almagro, de parte de Radmún tercero, de parte de Jorge y Marta y, por supuesto, de mi parte. Feliz otoño a ti también y que sepas que yo también soy fan tuyo y me rindo ante tu deliciosa prosa.
¿No digas que Juan Eulogio tendrá su propio libro? Yo no pienso perdérmelo; por favor, sé prudente con la cerveza 😉
Ja,ja,ja. No sé cómo me pides eso.Sabes que nunca lo soy-
Sí, suelo pedir boludeces. Mil disculpas. Jajaja 😉