Los españoles somos, salvo honrosas excepciones, incívicos e indisciplinados. Esto es algo bueno cuando por ejemplo para dar respuesta a una situación extrema hay que tomar una decisión rápida y especial que se salta el protocolo, las normas o la planificación, y la tomamos ¡Con dos cojones! Para un alemán o para un sueco es algo impensable. Ellos confían plenamente en que su engranaje funciona, y en verdad que lo hace para el 99% de los casos. En el otro 1% ahí estamos los españoles para improvisar ¡Y olé! Claro que a nosotros lo que nos falla precisamente es el 99% restante. Quizás por eso después de Carlos I no hemos levantado cabeza y siempre nos toca bailar al son que nos marca la Merkel de turno y no al revés.
Pero, ¡Cuidado!, que no nos impongan normas, que no nos quieran obligar a seguir un horario, un plan, un guión, que no intenten encorsetarnos porque entonces nos sale el español pícaro, respondón e insubordinado que se pasa las normas por el forro.
¿Quieres la factura con IVA o sin IVA? Tú hazme caso. Ponemos menos valor de compra en el piso y así te ahorras pagar a Hacienda y a todos estos mamones…, Hombre, para que se lo lleven ellos, me lo llevo yo ¿no te parece? …¡Cuántas frases de este tipo escuchamos a diario! Y lo que es peor es que no nos sorprenden en absoluto. Las tenemos completamente asimiladas en nuestra cultura de Lazarillo de Tormes.
No me extraña que en este caldo de cultivo se críen unos chorizos gordos hermosos y unos pillos de cuidado. Quizás en el fondo cada español lleva un chorizo dentro (Y no me estoy refiriendo a determinados españoles del barrio de Chueca en Madrid con todo el respeto a ese colectivo).
Somos solidarios, eso no se puede negar. Pero lo somos habitualmente con lo abstracto, con lo que no nos toca demasiado de cerca, somos solidarios con una idea. Es verdad que en proporción somos el país con más donantes de órganos del mundo. Eso es bueno. Pero también es verdad que si tuviéramos que donar un riñón y el receptor fuera el cabrón del vecino de arriba que se dedica a hacer bricolaje siempre a la hora de la siesta le diríamos: ¿Mi riñón? ¿Qué quieres mi riñón? ¡Mi riñón se lo voy a donar a tu puta madre!
Es lo que digo, en un país de listos y espabilados no sé cómo pretendemos que los de arriba sean ejemplo de honradez.
Coño, que vas al bar y dices que has defraudado a hacienda y lo que pasa es que te frien a pedirte consejos de cómo hacerlo.
Ja,ja,ja y te quedas con una sensación de boca como de «Mira que soy gilipollas que yo no lo hago»
No se quién dijo «El mal de España son los españoles»
Me encanta el texto, como casi siempre Candido, pero pienso que gracias a que somos españoles, en este dichoso pais no se ha liado una mas gorda
Tienes razón, María. Si en este pais hubiéramos inventado la guillotina igual otro gallo nos cantaba ahora.
Reblogueó esto en borderline.
Por algo la frase «Spanis is diferent» o no? Muaks!
So different!